Es un pequeño alojamiento con tan sólo dos habitaciones. Espaciosa, decorada con mucho mimo y todos los detalles, una gozada. El señor Daria es muy amable y el detalle de dejar el desayuno en una cestita picnic es encantador. Todo está muy limpio y es muy acogedor, te sientes como en casa. Si pasas cerca, no dudes en alojarte en este pequeño remanso de paz.