En la última semana de junio masificado totalmente, sobredimensionado para la capacidad que tiene realmente el hotel. Sin hamacas disponibles para todos ( solo los más madrugadores que dejan las toallas antes de las 9 de la mañana triunfan) sin espacio en la piscina, con colas tremendas para el comedor, con esperas para casi cualquier cosa. Deberían vigilarse más las medidas higiénicas en la comida que se ofrece en el establecimiento de todo incluido, de autoservicio y sin supervisión ninguna, donde los niños campan a sus anchas y miran,cogen, prueban y vuelven a soltar en el mismo sitio hamburguesas, perrito, pizza...
Limpieza bien y comida bastante aceptable, aunque si eres celíaco y quieres un pan tengas que pedirlo y esperar a que te lo saquen de cocina una media de un cuarto de hora, para mí incomprensible....
El personal depende de con quién dieras, pero entre ellos en general mal ambiente, nosotros presenciamos al menos dos " enganchadas" entre ellos sin importar que hubiese clientes delante, supongo que influyen los nervios de estar desbordados. Aquí destacar que un día había solo socorrista para dos piscinas atestadas de gente.
Las chicas de animación hacían lo que podían, aunque se esfuerzan a tope, con poca variedad y medios y espacios que dejan que desear.
Y aunque no esté relacionado con el hotel, que la playa en estos días haya estado plagada de medusas y con el agua helada no ha ayudado a que fuera una buena estancia.
En definitiva, nosotros no volveremos.